jueves, 1 de noviembre de 2007

mujer

Son como una caricia suavecita, son como los niños, a veces se ponen caprichosas, pero su corazón es siempre tan bonito, tan grande. Su corazón es sagrado y es sublime. Su risa y su fortaleza ausente de fuerza, pero llena de amor, desarma el alma más dura.
Tengo entre mis ojos y mi corazón imágenes que me recuerdan que soy sensible, que me recuerdan que la felicidad puede nacer del borde de un labio de mujer esbozando una sonrisa inocente, limpia. Las queremos mucho, ustedes, las más frágiles de los dos géneros, las únicas capaces de sostenernos como la columna más fuerte. Todo tiene sentido si ustedes sonríen.
Ayer las vi bailar el baile que siempre bailarán en mi corazón, las vi reir, moviendo sus cabecitas, agitando sus cabellos; eran ustedes de todas las edades, eran todas una sola mujer, apoyo la una de la otra; valientes y seguras que lo valen todo, que lo merecen todo, pero generosas siempre. Una me sonrió, su cara ya tenía marcas de un paso dado en el tiempo, de una mortalidad que se me hace dificil creer que ustedes como nosotros la tengan. Me sonrió y me dijo "bailar nos hace muy bien, especialmente aquí" y con su dedito se señaló el corazón. Los ojos siempre delatan las emociones, a veces de más. Mantuve el control. No era mi madre, pero era ella, porque eran todas una. Son lindísimas, muñequitas todas. Mi mamá bailaba, moviendo su cabecita de un lado al otro, la música era ternura. No pueden ser de aquí.

2 comentarios:

Excella Gionne dijo...

Muy buena expresión y descripción.

Unknown dijo...

Que bueno que te agrade, muchas gracias.