miércoles, 11 de julio de 2007

fábula

Se durmió el hombre, y al día siguiente despertó su voluntad, abrió los mismos ojos que siempre tuvo; pero al mirar a través de ellos... no se sintió él, ¡Distinta forma de mirar!Pasó su día igual que ayer, pero miraba diferente...Por la noche, un ángel se posó en su ventana, y conversaron, horas y horas, hasta que el Sol les dijo a ambos: "Buenos días, señores. Discúlpenme, pero la Luna al levantarme me contó que no dieron descanso a sus lenguas, atrevido seré dando gusto a mi grande curiosidad...¿De qué interesante afecto han conversado mientras yo dormía?", el ángel sonrió y dijo: "No se preocupe usted, aquí la plática era sobre aquellla que es princesa y es ángel".El hombre comenzaba a despertar, pero su voluntad aún no dormía. ¡Gran dilema, que ambos en una misma cabeza debían de habitar!De pronto el ángel ya no estaba, y no se escuchaban más curiosas preguntas del Sol. Pensativo el hombre, al espejo se fue a preguntar, necesitaba verse... necesitaba ver cómo era su mirar.Caminó como siempre, caminos que lo seguían donde él iba; vió una niña en el rostro de una mujer, vio un ángel en sus ojos y una princesa sintió en su delicadeza. Meditó, dejo de meditar....el hombre, pero ya no podía dejar de enamorarse su corazón. ¡Qué inconveniente, oposición entre sentimiento y razón!, no es buena cosa partirse en dos.Por la noche no dormía, pero soñaba; pues cierto es que cuando se duerme se sueña, pero no siempre se sueña y se duerme. Viajaba a una tierra de fantasía, que, aunque no siempre ofrecía dorados atardeceres, siempre de verdes amaneceres se daba...pues no está la felicidad en vivir siempre alegrías, más bien en tener con quién vivir la soledad. Le resultaba mejor soñar despierto que dormir y soñar.El Sol al ángel comenta: ¡Qué sorpresa le ha dejado el Creador en el camino, que a la fantasía le supera lo real! El ángel al Sol reponde: "El que es Amor no arrastra tiempos y conoce bien los corazones, Sus razones seguro tendrá".El Sol al ángel una vez más: "¿Pero...la merece? que no hay que alegrarse sólo por él". El ángel al Sol: "Si la merece...no lo sé, pero la necesita". Estuvieron de acuerdo en decir: "Esta noche celebrarán en el cielo las estrellas" .Y estuvo muy estrellado, no sólo la noche, sino el cielo en el tiempo... tan breve como una vida; hasta que llegó el invierno y no se soportó. Se perdieron de vista las estrellas; mucho lloró la falta de su luz el cielo. Pero tanto amó el agua, que aunque llovió de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba volvió, y a través de las celestes gotas de rocío, la Luna, una vez más, nos regaló su brillo. ¡Que gran confusión reina cuando todo es dado al revés!El hombre era como un punto en una hoja en blanco, y de repente la tinta le puso letras, bailaban a su alrededor. El hombre no volvería a sentirse solo, ¿melancólico?...sí, pero no solo....si con alguien se comparte la soledad, aunque sea en el corazón, no se está en soledad. Como al agua y al cielo sucede, a el hombre y a la princesa pasa. La confusión hace su reino en lo imposible.A veces de su melancolía, la música en persona se compadecía. No era música deidad, sino más bien música poesía, que con claridad le soltaba suspiros al oído, que de haber sido en ella bien instruído les hubiese podido ejecutar.El ángel por el hombre al Creador intercede: "Consuelo el hombre necesita". El Creador a su criatura: "Consuelo en mí debe buscar". El hombre lo buscó... Esperando por él estaba y a su encuentro salió.Y como no estaba fuera del divino Amor su amor, el hombre no ha dejado de amar.

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